jueves, 7 de junio de 2012

CICLO DE LA VIOLENCIA
Una vez que la violencia se mantiene en la pareja se da un ciclo que la sostiene, que involucra a ambos y que comprende 5 fases

Fase 1. Aparente calma
Aunque exista en apariencia una “calma” se da una serie de conductas donde la mujer se siente atemorizada, con la angustia de que pareja se vuelva a enojar.

Fase 2. Acumulación de tensión.
La tensión es el resultado del aumento de conflictos en la pareja. El agresor es hostil, aunque aún no lo demuestra con violencia física, y la víctima trata de calmar la situación y evita hacer aquello que cree que disgusta a su pareja, pensando que puede evitar la futura agresión. Estafase se puede dilatar durante varios años.

Fase 3. Explosión violenta.
Es el resultado de la tensión acumulada en la fase 1. Poco a poco las peleas y roces aumentan, se pierde la comunicación, la tensión aumenta y es tan insoportable que surge el episodio violento. El agresor ejerce la violencia en su sentido amplio, a través de agresiones verbales, psicológicas, físicas y/o sexuales. Es en esta fase cuando se suelen denunciar las agresiones ose solicita ayuda, ya que se produce en la víctima lo que se conoce como “crisis emergente”.

Fase 4. Arrepentimiento.
Durante esta etapa la tensión y la violencia desaparecen y el hombre se muestra arrepentido por lo que ha hecho, colmando a la víctima de promesas de cambio. A menudo la víctima concede al agresor otra oportunidad, creyendo firmemente en sus promesas. Esta fase hace más difícil que la mujer trate de poner fin a su situación ya que, incluso sabiendo que las agresiones pueden repetirse, en este momento ve la mejor cara de su agresor, lo que alimenta su esperanza de que ella le puede cambiar.

Fase 5. Reconciliación
Esta fase se ha venido a llamar también de “luna de miel”, porque el hombre se muestra amable y cariñoso, aparentando el regreso a la relación de afectividad. La agredida, que generalmente ama a su pareja, quiere creer en todas las promesas de cambio y así se vuelven a reconciliar pasando por un tiempo de enamoramiento y atenciones, muy rico para los dos. En este período se llevan mejor, pero lentamente al volver a relacionarse como es su costumbre, comienza nuevamente los roces, las peleas y la tensión vuelven a aumentar, para llegar nuevamente a un episodio violento y otra luna de miel, y así nueva mente. Esta etapa del ciclo de la violencia es lo que mantiene a ambos integrantes de la pareja en la relación, esperando los espacios de "luna de miel". El ciclo se repetirá varias veces y, poco apoco, la luna de miel se irá haciendo más corta y las agresiones cada vez más violentas.
Fuente: cedeal.org

jueves, 19 de abril de 2012

TRABAJADORA POR PARTIDA DOBLE
A dos días de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, hemos querido hacer una radiografía de la situación laboral que viven las mujeres en España.
Desde que comenzó la crisis en el año 2008, el papel de la mujer ha sido fundamental para salvaguardar la economía doméstica. Otro año más, la tasa de actividad femenina continúa su avance hasta alcanzar el 52,93%, mientras que la masculina se contrae hasta el 67,3% ante el desánimo extendido entre los hombres parados de larga duración, según se recoge en el VI Informe del perfil de la mujer trabajadora de Adecco.
Ocupadas a tiempo parcial
La principal incorporación de la mujer ha venido por parte de las amas de casa, que han abandonado progresivamente las labores domésticas para buscar un empleo en el mercado laboral.
Tanto es así que desde 2008 hasta la actualidad, casi medio millón de mujeres que tradicionalmente se dedicaban a las labores domésticas se emplearon en la búsqueda activa de un trabajo; en total, 465.500.

Más de 100.000 lo hicieron en 2009, 170.000 en 2010 y este pasado año se ha producido una nueva oleada de amas de casa que buscan trabajo fuera del hogar: casi 200.000 mujeres del ámbito doméstico se han incorporado al mercado laboral en 2011. Así lo corroboran las 195.500 mujeres inactivas por labores del hogar menos que se registraron en el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pasado año. Y aun que la gran mayoría de este colectivo querría trabajar a tiempo completo, la realidad es bien distinta, ya que1.868.000 están ocupadas a tiempo parcial frente a 590.500hombres.Segúndatos del INE, cerca de un millón de estas mujeres (987.500) tienen un contrato a jornada parcial porque no encuentra otro tipo de contrato, mientras que solo 181.700 lo hace porque realmente no quiere un empleo a jornada completa.

DESIGUALDADES
Sin embargo, los datos –constatados por encuestas y estudios de organismos e instituciones como el INE– van más allá y reflejan que, a pesar de las políticas de igualdad que existen hoy en día, las desigualdades entre sexos en el ámbito familiar y laboral siguen siendo latentes.
Jornada parcial. El 97,3% de las personas ocupadas a tiempo parcial por hacerse cargo del cuidado de los hijos de menos de 14 años son mujeres.
Salarios bajos. Las mujeres cobran de salario medio anual un 22% menos que los hombres: 19.502 euros, frente a 25.001 euros.
Mayor pobreza. La tasa de riesgo de pobreza es mayor en el caso de las mujeres: 21,3%, frente al 20,1% en el caso de los hombres.
No trabajan por cuidar a sus hijos. Para periodos superiores a un año, el 7,4% de los hombres ocupados han dejado de trabajar después del nacimiento de su hijo, una cifra
que se eleva al 38,2% en el caso de las mujeres. Además, entre los desempleados por hacerse cargo de los hijos, el 82,2% son mujeres.

La tasa de actividad femenina sube
Másde2.990.000 mujeres mayores de 45 años se encuentran trabajando en España, lo cual todavía las sitúa lejos de los casi 4.000.000 de hombres de la misma edad que se encuentran dados de alta en la Seguridad Social, según datos de la empresa de recursos humanos Randstad. En general, la tasa de actividad femenina en edad de trabajar sube respecto al año anterior y se coloca en el 52,93%, frente al 67,30% de los varones.
Fuente: 20minutos

viernes, 13 de abril de 2012

Feminismo y estrategia global
El Programa de Acción de El Cairo y la Plataforma de Acción de Beijing contienen las recomendaciones acordadas por consenso en las conferencias de 1994 y 1995 respectivamente, lo que marcó un hito para el movimiento internacional por la salud de las mujeres, ya que contienen una visión integral, holística y transformadora para el futuro, desarrollada a través del diálogo internacional y suscrita por casi todos los gobiernos del mundo.

De forma sintomática, sin embargo, en 1995 se iniciaron varias reuniones en las Naciones Unidas (ONU) para crear una dirección diferente para el desarrollo, influenciada sobre todo por consideraciones financieras. Esas reuniones, a las que asistieron los líderes de desarrollo superior, comenzaron en 1995 y duraron hasta el 2000.

Obtuvieron una gran atención mediática cuando se hizo evidente que habrían de culminar en una nueva agenda para el desarrollo, algo que no había ocurrido en anteriores reuniones de la ONU. Fue durante una Reunión para el Amanecer del Nuevo Milenio que la Declaración del Milenio fue aprobada por la Asamblea General de la ONU. Aunque las 12 esferas de Interés de la Plataforma de Acción de Beijing se integraron dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, se hizo de una manera que redujo su postura crítica y dejó a un lado el enfoque holístico de la Plataforma de Acción. Sin duda, los elementos esenciales de la agenda de género se mantuvieron y se establecieron la igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres, y su libertad para evitar el hambre y el temor a la violencia, la opresión y la injusticia. Sin embargo, los objetivos estratégicos y las acciones de Beijing se transformaron en recomendaciones secundarias dentro de las seis Metas de Desarrollo del Milenio.

El resultado fue que se perdieron más de dos décadas de discusión mundial entre las mujeres y la fertilización cruzada del diálogo feminista con las ONG, partidos políticos, instituciones internacionales y gobiernos. Aún no se han escrito los relatos históricos de cómo sucedió esto, sin embargo, los pocos artículos sobre la materia establecen que los ODM redujeron la visión y las aspiraciones del movimiento feminista hacia una serie de objetivos estrechos y técnicamente concebidos. Además, la adopción de los ODM marcó un cambio en los recursos y las prioridades desde la sociedad civil hacia el desarrollo de políticas por parte de los gobiernos, lo que erosionó la perspectiva holística de los derechos humanos adoptada en El Cairo y Beijing y en la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos (Viena, 1993).

En medio de circunstancias adversas, las feministas han respondido mediante su participación en múltiples estrategias. Por poner sólo un ejemplo, se han enfocado a entablar un diálogo con las agencias de la ONU a fin de no perder la oportunidad de influir sobre los ODM. Quince años después, es posible afirmar que aunque los esfuerzos feministas no han permitido que el programa de salud reproductiva sea dejado de lado, también es cierto que en los ODM, las metas de igualdad de género y empoderamiento de las mujeres están presentes y que la eliminación de la desigualdad de género sigue siendo un objetivo.

Si las feministas van a participar en una reforma política para la agenda de salud sexual y reproductiva, continúa como tema inicial en la lista generar un amplio debate sobre cómo construir una agenda de desarrollo centrado en las personas, así como establecer mecanismos de búsqueda y estrategias para la reconstrucción de la gobernabilidad a partir de una perspectiva feminista. Esta tarea requiere un compromiso continuo en el descubrimiento de la ideología subyacente de la actual agenda para el desarrollo y su estrecha visión de la democracia. Cuestionar el actual comercio mundial, los regímenes de financiamiento y la dirección de la política mundial actual, es un ejercicio al que los distintos grupos feministas están dedicando energía. Entre los desafíos está la necesidad de “de-construir”, por así decirlo, los discursos tecnocráticos.
Fuente: LaJornada

miércoles, 11 de abril de 2012


La publicación del informe Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer, en el que Ignacio Bosque evalúa guías de lenguaje no sexista, ha abierto un debate que se ha quedado en la punta del iceberg. Propongo prolongarlo para abordar lo que oculta en aguas más profundas y qué pasa con unos glaciares que siempre dijimos que acumulan hielos perennes y hoy se quiebran a un ritmo acelerado. Porque las palabras son instrumentos para el pensamiento y el conocimiento y el masculino constituye la pieza clave de las humanidades, las ciencias sociales, la política, el periodismo...

Leer más El País

IGUALDAD DE OPORTUNIDADES EN EL V CONVENIO GENERAL DEL SECTOR DE LA CONSTRUCCiÓN

Título IV Igualdad de oportunidades
Artículo 115.-  Igualdad de oportunidades y no discriminación

1.       Las partes firmantes del presente Convenio, conscientes de la necesidad de seguir avanzando en la igualdad de mujeres y hombres en el ámbito laboral, e incidir en la igualdad de trato y no discriminación de género, así como en la eliminación de estereotipos, fomentando el igual valor de hombres y mujeres en todos los ámbitos, se comprometen a adoptar las medidas que se estimen necesarias y acuerdan llevar a cabo diferentes actuaciones en base a los siguientes principios:

a.        Promover la aplicación efectiva de la igualdad de oportunidades en la empresa en cuanto al acceso al empleo, a la formación, a la promoción, a la protección a la maternidad y en las condiciones de trabajo.
b.       Prevenir, detectar y erradicar cualquier manifestación de discriminación, directa o indirecta.
c.        Identificar conjuntamente líneas de actuación e impulsar y desarrollar acciones concretas en esta materia.
d.       Impulsar una presencia equilibrada de la mujer en los ámbitos de la empresa.

2.       Según lo dispuesto en la Ley 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de hombres y mujeres, en el caso de empresas de más de 250 trabajadores las medidas de igualdad deberán dirigirse a la elaboración y aplicación de un Plan de Igualdad.

3.       Los planes de igualdad de las empresas son un conjunto ordenando de medidas, adoptados después de realizar un diagnóstico de situación, tendentes a alcanzar en la empresa la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres y eliminar la discriminación por razón de sexo.

4.       Los planes de igualdad fijarán los concretos objetivos de igualdad a alcanzar, las estrategias y prácticas a adoptar para su consecución, así como el establecimiento de sistemas eficaces de seguimiento y evaluación de los objetivos fijados.

5.       Para la consecución de estos objetivos fijados, los Planes de Igualdad podrán contemplar, entre otras, las materias al acceso al empleo, clasificación profesional, promoción y formación, retribuciones, ordenación del tiempo de trabajo para favorecer, en términos de igualdad entre mujeres y hombres, la conciliación laboral, personal y familiar, y prevención del acoso sexual y del acoso por razón de sexo.

6.       Los Planes de Igualdad incluirán la totalidad de una empresa, sin perjuicio del establecimiento de acciones especiales adecuadas respecto a determinados centros de trabajo.